En un post anterior habíamos tocado el tema de las diferentes formas que hoy en día tenemos de iniciar una vida en común con nuestra pareja, e incluso formar una familia.
La unívoca institución del matrimonio ha cedido el paso a la más simple y práctica forma de la convivencia. Cada vez más parejas jóvenes optan por esta manera de vivir, atraídos precisamente por la carencia de «formalidad» y «papeleo» que trae la primera.
Sin embargo, este tema pone de relieve el pensamiento de las mujeres hoy en día y que contrasta sobremanera con lo que siempre se ha creído. ¿Soñamos las mujeres con casarnos?
Es decir, ¿desde siempre la mujer ha tenido como meta en su vida que nos pidan la mano de rodillas, subir al altar vestidas glamorosamente de blanco, cortar el pastel, portar el anillo que sella la unión, y ser el centro de atención de los amigos y familiares que asistan a su matrimonio?
Y es que, además de las consideraciones religiosas que a la mayoría se nos inculca desde niñas, está el ritual en sí, la ceremonia, con toda su fastuosidad (por más que sea la más simple), luminosidad y alegría que trae, que toca esa parte sentimental y romántica que todas tenemos.
De hecho, el aspecto religioso de la boda ha cedido bastante terreno al aspecto social de la unión de la pareja. La ceremonia perfecta, el pastel más grande, el vestido más glamoroso. Las partidarias del matrimonio sueñan con eso. Pero no son todas.
Hoy en día, muchas mujeres dejan de lado el tradicionalismo del matrimonio para optar por elegir lo más conveniente para ellas. Más que soñar con eventos románticos, esperan hacer realidad su sueño más realista de encajar con la pareja bajo un mismo techo, de entenderse, de unirse a ella, sin las ataduras de un contrato previo establecido. También está el hecho de desear probarse a sí mismas y con la pareja de que la relación caminará, y no terminará en un engorroso y largo divorcio.
Después de todo, ya nadie las señalará si no se casan y podrán continuar con sus sueños personales, y podrán madurar laboralmente, económicamente y personalmente (y en pareja).
Para quienes dicen lo contrario, no es solo el glamour, es la celebración y presentación en sociedad de la nueva familia, la formalización de la unión ante la ley y ante Dios. El debate tiene para rato, y lo bueno es que nosotras tendremos para elegir libremente lo que queremos para nuestro futuro.
Fuentes: TuVida, MásMasculino.
Imagen: CalleGranVía.
Tags Blogalaxia: Conquista, Matrimonio, Mujeres, Vida en pareja.
Visítanos en
Facebook
Twitter