La ansiedad corría por sus venas y no podía esperar a que fueran las 12 del día en que entraba a clases «el amor de su vida» como ella decía a sus amigas, es decir, su profesor de inglés, un norteamericano de 1.90 mt. y pelo castaño. A María la vida le había cambiado por completo desde que conoció a su amor platónico.
Historias como esas las hemos escuchado por doquier (y tal vez nosotras hayamos tenido alguna en nuestra adolescencia) aunque casi nunca con final feliz. El amor platónico es la idealización de una persona, la cual no nos corresponde.
Sin embargo, el origen del concepto de amor platónico era completamente diferente. Este tipo de amor es el descrito por Platón (de ahí su nombre) y describía el amor, pero sobre el conocimiento y la belleza, que era la fuente de ese sentimiento más allá de las relaciones interpersonales. Esta luz sobre la sabiduría y belleza, al hallarse en otra persona, es lo que se describe como el amor platónico.
Hoy en día ese amor es introvertido y hasta creativo; nuestra mente fantasea y construye un personaje basado más en nuestras propias aspiraciones personales, que en el concepto real de la persona que se admira.
Por eso, la mayoría de las veces este tipo de amor no prospera. Una vez que la ilusión pasa y se conoce a la persona en su real dimensión, con sus virtudes y defectos, terminamos por «decepcionarnos».
Es por ello que, si nos encontramos en una situación de «enamoramiento» de ese alguien que no nos corresponde, lo mejor que podemos hacer es ocupar nuestra mente en otra cosa, salir con amigos, practicar algún deporte. También averiguar más sobre esa persona para así conocerla realmente como es y no a través de nuestros deseos.
Fuentes: Wikipedia, ElAlmanaque.
Imagen: FotoWho.
Tags Blogalaxia: Conquista, Amor, Amor platónico, Ilusión, Pareja.
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