Para muchos puede sonar trillada la frase que dice que el aspecto físico no es lo más importante, aunque los hechos demuestren que sí lo es.
Un ejemplo práctico lo encontramos en el día a día, en donde quienes lucen bien son mejor tratados que los no muy agraciados físicamente, especialmente cuando se trata de recibir algún servicio o postular a un puesto laboral.
El admirar la belleza física es una característica del ser humano que no va a cambiar, por el contrario, esto sirve como un referente del carácter de la persona, pues el hombre tiende a relacionar la belleza exterior con la interior agregando características positivas.
Pero este no es el único punto que nos hace fijar en una persona; existen otras características como la similaridad de raza, religión, ideología, nivel educativo, valores morales, entre otros que permiten que haya una mayor intimidad en las personas.
Dichas características producen en nosotros una sensación de comodidad y apoyo en nuestras convicciones que nos hacen sentir a gusto con nosotros mismos. Si a ello le sumas que esa persona se encuentra cerca de ti, la atracción se torna más fuerte.
Existe la posibilidad de que se llegue a conocer más a una persona si esta vive cerca; en cambio, si se encontrara a cientos de kilómetros o en otro continente, conocerse íntimamente no será posible.
Otros aspectos que cuentan a la hora de desarrollar la atracción son la cordialidad, que la mayoría de personas la traduce en amabilidad, buen humor, sociabilidad y buen caracter.
Asimismo, la actitud de competencia frente a la vida también es un factor importante, porque ello nos llena de orgullo y nos permite admirar a la persona; un acto que las mujeres buscan sentir respecto a sus parejas, aunque esta, de vez en cuando, pueda equivocarse.
Fuente: TNRelaciones.
Imagen: Perfil.
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