Cuando una pareja se casa, lo primero que hace es alquilar un lugar para poder inciar su vida juntos; luego se compran objetos necesarios y para ello muchas veces recurrimos al crédito bancario.
Sin embargo, estas deudas adquiridas en cuotas pueden resultar muy caras con el tiempo, cuando en el transcurrir de los meses, se presentan problemas de salud o de otra índole que nos hacen salir del presupuesto de gastos mensuales que nos hemos planteado inicialmente.
El no presupuestar estos posibles gastos nos origina un desbalance financiero que con el tiempo puede originarnos serios problemas económicos y hasta llevarnos al divorcio.
Por ello, darle una solución rápida, y en pareja, debe ser el primer paso para evitar que la salud de tu matrimonio se resquebraje.
Según algunos expertos, los matrimonios se deben conducir financieramente como pequeñas empresas, en las que la pareja debe aportar a una cuenta en común para mantener el hogar.
Cuando la pareja ha adquirido alguna deuda que se vuelve difícil de pagar, debe ver la forma de reducir gastos comunes, como el alquiler, los salidas, la ropa, ahorrar en alimentos cambiándolos por una dieta con menos carnes, etc., de forma que puedan ahorrar para dirigir esa dinero al pago de su deuda.
Asimismo, se prefiere que reduzcan el número de sus tarjetas de crédito a una y, junto con la de débito, usarla solo cuando sea estrictamente necesario, es decir en casos de emergencia.
De preferencia, se debe contar con una cuenta de pagos de servicio, en la cual se deposita mensualmente los gastos permanentes, como agua, luz, teléfono, cable o Internet; es importante que como pareja lleven una cuenta mancomunada en la que ambos deben aportar para cubrir todos los gastos.
Si fuera necesario, evalúen la posibilidad de alquilar un departamento más cómodo o el arrendar algunas habitaciones de su casa para tener más ingresos; en caso la deuda fuera muy grande, refinancie los plazos de pago, pero a un corto plazo.
Fuente: EnPlenitud.
Imagen: ECU.
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